¿Qué te viene a la mente cuando piensas en la palabra freediving?
¿Alguna vez has tenido que sumergirte para recuperar un objeto que se te había caído?
¿Has sentido alguna vez esa sensación de paz cuando estabas rodeado de agua?

En eso consiste el freediving, en encontrar ese momento de paz, en encontrarte a ti mismo recordando emociones y sentimientos. Esas que nos llevan a un estado de felicidad con el simple hecho de estar rodeados de agua.

El freediving no es algo nuevo, no es algo que exista desde hace poco tiempo… Si nos remontamos en el tiempo, nuestros antepasados también practicaban la apnea, con otro fin, cazar para sobrevivir. Desde hace mucho tiempo, los humanos son capaces y han desarrollado técnicas para poder estar bajo el agua. Los humanos, al ser mamíferos, y debido a nuestra fisiología, tenemos un reflejo llamado reflejo de buceo mamífero. Este reflejo nos ayuda a optimizar la respiración y nos permite permanecer bajo el agua durante largos periodos de tiempo, al igual que ayuda a delfines y ballenas con el mismo fin. Con el tiempo aprendemos a controlar y reconocer estos reflejos y respuestas involuntarias de nuestro cuerpo, lo que nos ayuda a entendernos y controlarnos mejor bajo el agua. Y sí, esa es la idea del freediving… conocer nuestros límites, conocer las respuestas de nuestro cuerpo cuando estamos sumergidos… y al mismo tiempo, llevar toda esta “sabiduría” a un estado de tranquilidad y relajación mientras estamos bajo el agua.

¿Te gusta el océano y quieres explorarlo sin todo el equipo que necesitan los submarinistas? ¿Quieres ser más parte de la naturaleza y utilizar tu propio cuerpo para llegar a esos lugares bajo el agua?
El freediving es la respuesta.